Quienes sean grandes bebedores de café serán conscientes de que acuden más al baño. Ya sea a orinar, porque el café tiene un efecto diurético, como a defecar, porque también tiene un efecto laxante.
Pero ¿a qué se debe este efecto laxante? La cafeína no tiene nada que ver en muchos casos.
Ácido
Contrariamente a la creencia popular, la naturaleza laxante del café no proviene de la cafeína (esto solo afecta a personas particularmente sensibles a ella). En cambio, el ácido del café sí puede desencadenar una reacción intestinal en el estómago, que lo hace proclive a descargar su contenido en los intestinos. La naturaleza ácida del café también provoca un aumento en la producción de ácidos biliares en el cuerpo.
El mismo café (independientemente si es normal o descafeinado) produce efectos estimulantes en los intestinos.
El café también causa un aumento en las hormonas que estimulan el intestino grueso. El café estimula las contracciones musculares en el intestino grueso, que son similares a las contracciones que se producen después de comer una comida. Los científicos todavía no están seguros de qué compuestos específicos de café están involucrados en ello.
Más allá de los propios granos de café, también los edulcorantes, los productos lácteos o los aditivos no lácteos también pueden provocar ese efecto laxante.
Con todo, para bien o para mal, las propiedades laxantes del café solo afectan a una fracción de la población. En el siguiente vídeo de la American Chemical Society tenéis más detalles:
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