Los pingüinos son omnipresentes… en la Antártida: dos tercios de esta región son pingüinos. Pero que esta imagen no os confunda: también hay pingüinos que viven en selvas tropicales costeras, por los crestados de Fiordland, Nueva Zelanda, o en cuevas volcánicas tropicales, como los de las Galápagos. Sólo los pingüinos Adela y Emperador viven exclusivamente en la Antártida.
El más grande es el pájaro bobo emperador (Aptenodytes forsteri), que puede alcanzar más de 1,35 metros de altura. Bucea a más de 250 metros de profundidad. Mantiene la respiración durante 18 minutos. Cuando se sumerge, su consumo de oxígeno disminuye drásticamente, su ritmo cardíaco se reduce a tan sólo 15 o 20 latidos por minuto y dirige el flujo sanguíneo hacia los órganos vitales, lo que facilita inmersiones prolongadas.
Pero no es el pingüino más grande que ha existido: hace 40 millones de años existió una especie, la Anthropornis nordenskjoeldi, que medía alrededor de 1,70 metros.
El Emperador anida una vez por año. Forma colonias las cuales varían en tamaño desde 150 hasta 50.000 parejas. En 1975, la población total de estos pingüinos, estimada en 300 mil de ellos, anidaba en 23 de estas colonias. También se reproduce en un ambiente más frío que el de cualquier otra especie de ave: la temperatura ambiente es de -20 °C de media y puede llegar a -40 °C, y la velocidad del viento puede alcanzar los 144 km/h.
Los huevos son incubados entre las patas de los padres, mientras que las madres retornan al mar de inmediato. La incubación dura de 62 a 64 días. Los padres, habiendo perdido 40% de su peso durante los días que han pasado sin comer, son relevados por las madres que atienden a la cría por unos 24 días. Ambos padres continúan alternándose y alimentando a los pichones durante los próximos 100 días. Tanto los machos como las hembras pueden llegar a recorrer hasta 500 kilómetros desde sus colonias buscando comida para sus polluelos, cubriendo entre 82 y 1454 kilómetros por individuo y viaje.
Quizá os parezca un gran esfuerzo por conservar unos huevos, pero hubo tres personas que también las pasaron canutas a fin de conseguir unos cuantos de esos huevos. De hecho, esa expedición se conoce ya como el peor viaje de la historia. Y además no sirvió para absolutamente nada. Podéis lo que ocurrió en El peor viaje del mundo… para buscar un pájaro bobo.
El emperador se ha conseguido reproducir con éxito fuera de la Antártida en el SeaWorld San Diego (California), donde más de veinte individuos han incubado desde 1980. A través de unas imágenes tomadas por satélite en 2009, donde se apreciaron áreas del hielo manchado por excrementos lo bastante grandes como para ser visibles desde el espacio, científicos de la British Antarctic Survey pudieron descubrir diez colonias de pingüinos emperador antes desconocidas en Antártida.
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