Pese a la expresión “sudar como un cerdo“, se ha demostrado recientemente que los cerdos no sudan. A diferencia con el ganado vacuno, las cabras y las ovejas, el cerdo tiene un sistema ineficaz para regular su temperatura corporal.
El cerdo se ve obligado a humedecer su piel en el exterior para compensar la falta de pelo protector y su incapacidad para sudar. Prefiere revolcarse en lodo limpio y fresco, sin embargo debe cubrir su piel con su propia orina y heces si no dispone de otro medio.
Por debajo de los 84º F, los cerdos que permanecen en pocilgas depositan sus excrementos lejos de sus zonas de dormir y comer, mientras que por encima de los 84º F comienzan a excretar indiscriminadamente en toda la pocilga.
En otras palabras: cuanto más elevada es la temperatura, más “sucio“ se vuelve el cerdo. O más cerdo se vuelve el cerdo, según la cultura popular.
Según L. E. Mount, miembro del Instituto del Consejo de Investigación Agrícola de Fisiología Animal de Cambridge, Inglaterra, los cerdos adultos morirían si se expusieran a la luz directa del sol y a temperaturas del aire superiores a 98º F.
Lo explica así Marvin Harris en su libro Vacas, cerdos, guerras y brujas:
El ser humano, que es el mamífero que más suda, se refrigera a sí mismo evaporando 1.000 gramos de líquido corporal por hora y metro cuadrado de superficie corporal. En el mejor de los casos, la cantidad que el cerdo puede liberar es 30 gramos por metro cuadrado. Incluso las ovejas evaporan a través de su piel el doble de líquido corporal que el cerdo. Así mismo, las ovejas disponen de una lana blanca y tupida que refleja los rayos solares y proporciona aislamiento cuando la temperatura del aire sobrepasa a la del cuerpo.
Así pues, si hay algún mamífero que suda como un cerdo, tiene más números el ser humano que el propio cerdo.
Vía | Vacas, cerdos, guerras y brujas, Marvin Harris