A menudo, abrimos una bolsa de patatas chips y, sorpresa, está medio vacía, a pesar de que parecía totalmente llena porque en realidad estaba llena de aire. Sin embargo, esta estrategia no es fruto del marketing. En realidad es algo más complicado y tiene que ver con la conservación de las propias patatas chips.
Al estar medio vacías, las bolsas pueden llenarse de aire, pero de un aire muy especial, una atmósfera que protege la patata.
Luz y oxígeno
Las patatas chips y otros aperitivos similares se ponen rancios fácilmente cuando son expuestos a la luz y el oxígeno. Para evitarlo, se usan bolsas opacas que sirven como barrera para la luz.
Además, en su interior hay una atmósfera protectora: se sustituye el aire por una mezcla de gases que protegen el producto, tal y como explica Miguel Ángel Lurueña en su libro Que no te líen con la comida:
En el caso concreto de las patatas fritas normalmente se utiliza nitrógeno, que es un gas incoloro, inodoro, insípido e inerte, es decir, no reacciona con otros compuestos y es seguro para la salud. Para lograr que esa atmósfera protectora sea efectiva, la relación entre el volumen de gas y el volumen de alimento debe ser igual o superior a dos, lo que explica que en las bolsas haya tanto "aire" y tan pocas patatas. De paso, así se protege el producto frente a roturas por impacto o aplastamiento, es decir, sirve como "airbag".
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