El tiempo que pasamos comiendo puede ayudar a que perdamos peso, además de incrementar el rendimiento cognitivo y físico. Al menos eso es lo que parece que ocurre en ratones a la luz de un nuevo estudio.
¿Se puede extrapolar estos datos a seres humanos? Es prematuro afirmarlo tajantemente, pero el biólogo Satchin Panda sostiene cada vez es más importante la variable de cuándo comemos, al menos tanto como la de qué y cuánto comemos.
Horas de comida
Panda es investigador del Instituto Salk en San Diego y cree que controlar las horas en las que ingerimos alimento no solo puede ser beneficioso para controlar la línea, sino también para prevenir enfermedades como la diabetes, las afecciones cardíacas y el cáncer.
En estudios en animales, él y otros han demostrado que limitar la ingesta de alimentos a un período de 8 a 12 horas también puede aumentar el rendimiento cognitivo y físico, e incluso puede alargar la duración de la vida. Además, los ratones restringidos a una ventana de consumo de ocho o nueve horas podían correr el doble de tiempo que aquellos que comieron en un horario normal.
Este fenómeno, conocido como alimentación con restricción de tiempo, o TRF, se basa en un enfoque simple: comer en determinado período de tiempo. Por ejemplo, cenando muy pronto y no volviendo a probar bocado hasta el desayuno.
Con todo, a pesar del optimismo de Panda, lo ritmos circadianos de ratones y humanos no son idénticos, de modo que todavía no sabemos con seguridad si el TRF es igualmente eficaz en nosotros. Por ejemplo, ¿cuántas horas de ayuno equivalen ocho horas de ratón en humanos? Quizá son también ocho horas, pero tal vez sean tres días.
Es cierto que se han hecho algunos estudios al respecto en humanos cuyos resultados parecen prometedores, como el realizado por el investigador en nutrición David Allison, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana, pero todavía no se han publicado. En 2015, Panda observó los patrones de alimentación de 156 adultos, y parece que evitar comer en un rango de tiempo de ocho horas aportaba beneficios, como dormir mejor y tener más energía.
Sea como fuerte, todavía hacen falta más estudios al respecto. El propio Panda ha anunciado ya que iniciará en breve un nuevo estudio que eventualmente incluirá a miles de adultos en todo el mundo. Empleando una app para smartphone personalizada permitirá a las personas tomar fotos de lo que comen y enviarlas de inmediato a los investigadores, para así rastrear con mayor precisión qué alimentos consume la gente. Usando estos datos, se examinará si el TRF puede mejorar el peso, el azúcar en la sangre, la presión arterial, el dolor articular, el sueño, la ansiedad y la inflamación.
El siguiente paso, claro está, será averiguar cómo funciona exactamente, a nivel molecular, el TRF, algo sobre lo que de momento solo podemos esgrimir conjeturas.
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