El alzheimer podría transmitirse, según sugieren cada vez más estudios, aunque sean casos muy puntuales. El responsable del contagio serían unas proteínas letales e infecciosas, llamadas priones, que tienen el potencial de ser transmitidas en equipos médicos ópticos porque están presentes en los ojos de las víctimas.
También los agregados de péptidos que se encuentran en el cerebro de los pacientes de Alzheimer pueden ser transmisibles de la misma manera que los priones.
Priones
El prion, palabra acuñada en 1982 por Stanley B. Prusiner al investigar una serie de enfermedades de carácter crónico e irreversibles que afectaban al sistema nervioso central, es un acrónimo inglés derivado de las palabras proteína e infección
Las enfermedades humanas causadas por priones son raras. Los priones generalmente se forman espontáneamente o se heredan a través de genes defectuosos, pero a veces encuentran la forma de alcanzar a sus víctimas a través del consumo de tejido cerebral o de la médula espinal contaminada. En el caso de la enfermedad de las vacas locas, sucedió a través de la carne de res contaminada.
Por el momento, los casos raros de contagio que se conocen tuvieron lugar cuando los instrumentos quirúrgicos utilizados en un paciente infectado se limpiaron y se reutilizaron en uno no infectado. Los priones se adhieren al acero como el pegamento, son estables durante décadas a temperatura ambiente y son difíciles de eliminar mediante la limpieza del instrumento.
En otros casos de contagio, se descubrió que los cerebros, además de los priones, contenían agregados de péptidos llamados beta amiloide, una colección de péptidos mal plegados cuyas versiones correctamente plegadas están presentes en el cerebro humano y realizan una variedad de tareas de nivel medio. Cuando se forman las versiones mal plegadas, se comportan como priones, catalizan la conversión de formas sanas en enfermedades y se acumulan en grupos denominados placas.
Las placas son características y posiblemente los instigadores de la enfermedad de Alzheimer cuando se acumulan alrededor de las neuronas. Sin embargo, en el estudio sobre este tipo de contagio, el beta-amiloide en estos cerebros se había acumulado en las paredes de los vasos sanguíneos. Esta afección se denomina angiopatía amiloide cerebral y se presenta con la mayoría de las enfermedades de Alzheimer, pero también puede atacar por sí sola. Las víctimas eran jóvenes, así que no se esperaría que mostraran signos de Alzheimer o angiopatía amiloide cerebral, a menos que tuvieran factores de riesgo genéticos.
Prudencia
El nuevo hallazgo es provocador, pero los expertos aconsejan prudencia a la hora de interpretar los resultados. El neurocientífico John Trojanowski, de la Universidad de Pensilvania, señala el pequeño tamaño de la muestra y la carencia de pruebas directas de la transmisión que sustenten la causalidad. Pero si se acaba demostrando que el alzhéimer y otros trastornos neurodegenerativos comparten la misma vía y el mismo mecanismo patológico básico, los tratamientos podrían servir para todos.
También es importante enfatizar que lo transmisible no es contagioso. No hay absolutamente ninguna evidencia de que las personas con demencia puedan transmitir su enfermedad de manera casual a las personas que los rodean. Incluso la sangre donada parece ser segura, ya que no se ha detectado ninguna asociación con las transfusiones de sangre y la enfermedad de Alzheimer. la Sociedad Española de Neurología, ante las dudas que han generado algunos de los titulares que se han publicado recientemente, llama a la calma comunicando que «trasmisión y contagio son palabras totalmente distintas en el campo de la medicina». Así, «contagio es cuando existe la posibilidad de la propagación de una enfermedad de un individuo a otro y en ningún caso se ha hablado de ello en dicho estudio».
Más bien, lo que pueden ocurrir es que en el curso de algunas cirugías neurológicas, y tal vez ciertos tipos de exámenes médicos, los priones puedan alojarse en el equipo. Y existe la posibilidad de que este equipo pueda transmitir la enfermedad. Protocolos de donación de órganos también pueden justificar una revisión. Con todo, dado que el Alzheimer es tan común, quizá estamos subestimando el potencial de transmisión de esta enfermedad y que tales eventos sean menos raros de lo que suponemos. Todavía es pronto para asegurar una cosa o la otra.
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