Mantener una correcta higiene dental es mucho más importante de lo que creemos generalmente. Y no sólo debemos aspirar a tener los dientes blancos como perlas: el esmalte dental es traslúcido, de modo que los dientes adquieren el color de la dentina, sustancia dura amarillenta que se halla en su interior. El uso excesivo de productos blanqueadores también puede eliminar la capa de esmalte protector.
El color de los dientes puede indicarnos muchas cosas de lo que sucede en nuestro cuerpo. Pueden ser amarillo oscuro (delata que fumamos o tomamos demasiado café), verdosos (excesiva exposición a metales), naranjas (por excesiva inhalación de ácido crómico), marrones (exposición excesiva a una solución de yodo, así como pasar mucho tiempo en piscinas tratadas con cloro), gris azulado (por tomar demasiada minociclina, un tipo de tetraciclina que se receta a menudo para tratar el acné y la artritis reumatoide), etc.
El hilo dental es más importante de lo que parece. Su invención se atribuye a un dentista de Nueva Orleans del siglo XIX, pero se ha encontrado hilo dental y mondadientes en seres humanos prehistóricos. Más recientemente, incluso ha servido para escapar de la cárcel: en 1995, un preso confeccionó una cuerda con hilo dental que había ido almacenando y se escapó de una cárcel de Virginia Occidental.
El hilo dental no sólo previene las enfermedades de las encías, sino también las del corazón. Los que sufren gengivitis son dos veces más propensas a padecer problemas coronarios: la bacteria que se encuentra en la placa es una causa importante de coágulos de sangre. Estos coágulos de sangre pueden causar paro cardíaco o un derrame cerebral.
Tomar una aspirina al día tal vez proteja el corazón, pero puede ser mala para los dientes, tal y como explica Joan Liebmann-Smith en su libro Escucha tu cuerpo:
De hecho, la erosión dental puede ser un signo de que has chupado o masticado aspirina, en lugar de tragarla. Cuando se disuelve en la boca la aspirina puede desgastar el esmalte protector de los dientes.
Los enjuagues bucales no combaten las bacterias. Los enjuagues bucales son fundamentales en la reducción del volumen de la placa, pero no llegan a las zonas donde puede haber bacterias a las que sí que llegan los cepillos.
Masticar chicle sin azúcar puede ayudar a combatir la caries, y además facilitan la producción de saliva, que contiene calcio y fosfato.