Imaginaos por un momento dos personas, A y B, completamente iguales, mismos hábitos alimenticios y mismas condiciones físicas. Ahora, a estos dos sujetos idénticos les invitamos, yo que me encuentro hoy muy generoso, a una copa.
Al individuo A le ponemos un combinado de ron con un refresco normal, unos 35 gramos de azúcar, y al B otro combinado del mismo ron pero con la versión light del mismo refresco, es decir, ningún edulcorante artificial.
Si al rato de tomarse la copa, cogieran el coche y les pararan en un control de alcoholemia, el individuo A tendría un alcohol en sangre de 0,034, mientras que el sujeto B, alcanzaría un valor de 0,053 g/dl.
¿Qué es lo que pasa? ¿Cómo es posible que tengan dos niveles de alcohol en la sangre si bebían la misma cantidad de alcohol?
Todo esto depende de un único hecho, la propia digestión. El estómago deja pasar su contenido al intestino a una velocidad de entre 1,92 y 2,86 kcal por minuto.
Los alimentos en el estómago sólo tienen que esperar a que pasen los que van antes. En otras palabras, la presencia de alimentos en el estómago tarda más o menos según la rapidez con la que el estómago se vacíe.
De esta manera, en el caso del combinado edulcorado, el alcohol se toma más tiempo en el estómago que el que está libre de azúcares extra.
De este tema trata un estudio del Royal Adelaide Hospital, donde un grupo de voluntarios bebieron 30 gramos de alcohol con refrescos diferentes. El contenido energético fue de unas 225.14 kcal.
Una parte del grupo tenía su combinado con un refresco de calorías cero, por lo que el contenido total de energía seguía siendo el mismo. El estómago podría hacer pasar la mitad de esta carga al intestino delgado en, aproximadamente, unos 15 minutos.
La otra parte del grupo tenía su combinado con la versión edulcorada del refresco. El contenido total de energía fue más que doblado, cerca de 478 kcal. Con esta energía extra para hacer frente, el estómago se tomó unos 21 minutos para pasar la mitad de su carga al intestino delgado. Durante ese tiempo extra, además, parece ser que parte del alcohol se descompone (o destruye) en el ambiente ácido y hostil del estómago.
Como resultado, menos alcohol empujado al intestino delgado, que es donde se absorbe. El nivel máximo de alcohol en sangre es menos.
Hasta ahora, no tenía idea de que lo importante que es elegir el refresco adecuado. El efecto puede ser el mismo que cuando bebemos alcohol después de haber comido o con la tripa vacía. En ese caso y como muchos sabéis, te "afecta" mucho antes el alcohol si tienes el estómago vacío o con poco alimento.
Ahora que ya conocéis el efecto que causan los refrescos light en los combinados, tratad de utilizar esta información de forma positiva. Una buena historia para ligar, ¿no creéis?
Vía | ABC Science
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