Desde el 14 de marzo, más de 4 millones de españoles se han visto obligados a celebrar su cumpleaños en casa (solos o con quien estén confinados). Como máximo, han podido transmitir (e invitar) a sus amigos a través de una videollamada.
Este dato de casi cuatro millones de personas procede de la aplicación ¿Cuántos cumplen años? del Instituto Nacional de Estadística (INE). El día de cumplir años más afectado por el confinamiento fue el 19 de marzo, con 122.875 celebraciones.
Soplando las velas
Al respetar el distancimiento social, soplar las velas no constituye ningún riesgo particular. Sin embargo, puede que estemos compartiendo hogar con personas de riesgo, frente a las cuales hay que mantener la mayor distancia social posible.
Ello implica, naturalmente, no soplar las velas (en el caso de que luego todos los confinados decidan comerse el pastel). La razón de ello parece evidente: estamos escupiendo sobre el pastel.
Pero el riesgo se hace mucho más evidente si tenemos en cuenta un singular estudio titulado La transferencia bacteriana asociada a apagar las velas de un pastel de cumpleaños, en el que se descubrió que el hecho de soplar las velas de un pastel incrementaba la cobertura bacteriana de este hasta un 1400 %.
El autor de este estudio, publicado en 2017, es Paul Dawson, profesor de seguridad alimentaria en la Universidad de Clemson.
Para simplificar las cosas para el estudio, Dawson y sus colegas prescindieron de un pastel real y colocaron un trozo de papel de aluminio sobre una base de espuma de poliestireno en forma de pastel. Sus colaboradores pegaron velas, las encendieron y soplaron. También comieron pizza para estimular previamente las glándulas salivales, para que fuera lo más parecido a una fiesta real.
El equipo diluyó el glaseado con agua estéril y lo extendió sobre placas de agar para que crecieran bacterias. Cada colonia que terminó creciendo en el agar representaba una célula bacteriana original del glaseado.
En promedio, apagar las velas aumentó la cantidad de bacterias en el glaseado en 14 veces. Pero en un caso, aumentó la cantidad de bacterias en más de 120 veces.
Afortunadamente, nuestras bocas están llenas de bacterias, la mayoría de ellas no dañinas. Así que, salvo que estemos con gente resfriada, siempre que no tengamos remilgos, no deberíamos tomar ninguna medida. En las circunstancias de pandemia actuales, quizá sí que deberíamos tomar esas medidas.
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