Estar a la última, lucir espectacular o parecer más alto tiene sus efectos secundarios. En el caso de llevar tacones altos, las mujeres pagan un alto precio. Porque, como la mayoría de abalorios o refuerzos por llamar la atención, son antinaturales y nocivos para la salud. Como la cola de un pavo real.
Hoy hablaremos de los tacones altos.
Los tacones altos modifican los puntos de apoyo naturales del cuerpo, pues provocan que el peso corporal se desplace hacia delante. Corregir la postura para compensar este desequilibrio implica alteraciones en todas las articulaciones y, en consecuencia, molestias y dolores en los pies, las rodillas y la espalda.
Debido a la estrechez del tacón pueden aparecer problemas de instabilidad del tobillo y dolor en la parte posterior de la pierna, ya que se altera la tensión de la musculatura posterior de la pierna, acortándose la longitud de la misma.
Aumenta el riesgo de lordosis, una anormal curvatura de la espina dorsal.
Se produce también hallux valgus (dedos de martillo): debido al traslado de la fuerza hacia delante, el primer dedo puede desviarse hacia adentro, y el resto de los dedos, encorvarse.
También aparecen deformaciones, rozaduras y durezas en las zonas de fricción.
Sin duda, tras leer de corrido toda esta lista de sufrimientos y modificaciones anatómicas, a ver quién es el listo que, desde la altura kilométrica de sus tacones, deslegitima que alguien se someta a una operación de cirugía estética por considerarla antinatural.
Vía | El Sol de Hidalgo