Entre los niños es frecuente encontrar mucófagos. No son criaturas maléficas que chupan la energía espiritual de los padres (o no del todo), sino personas que ingieren mocos. También hay algunos mucófagos entre los conductores de coches, sobre todo después de una larga espera frente al semáforo en rojo y una concienzuda labor de sondeo nasal.
Con todo, hurgarse la nariz no lleva aparejado necesariamente comerse los mocos. Según un estudio llevado a cabo entre los ciudadanos del estado de Winconsin, en Estados Unidos, y publicado en el Journal of Pscyhiatry en 1995, el 91 % de los sujetos admitió que se hurgaba la nariz habitualmente, pero sólo un 8 % confesaba ingerir lo que se sacaba de ella. Mientras que un 22 % de los encuestados lo hacía de dos a cinco veces al día, un 1 % se hurgaba compulsivamente, lo que médicamente se conoce como rinotilexomanía.
También lo confirma otro estudio de 2001 que recibió el IgNobel, llevado a cabo por Chittaranjan Andrade y B. S. Srihari entre alumnos de secundaria de Bangalore, en la India. Pero ¿es malo para la salud ingerir mocos?
El especialista en neumología Friedrich Bischinger sugiere que incluso puede ser beneficioso hacerlo, tal y como explica Ken Jennings en su libro Manual para padres quisquillosos:
Él recomienda a sus pacientes hurgarse la nariz, sobre la base de que el dedo “llega a sitios inaccesibles al pañuelo y la nariz queda mucho más limpia”. ¿Y qué hay de comerse la prueba del delito? ¡Pues mejor aún! “Para el sistema inmune, la nariz es un filtro en el que se recoge gran cantidad de bacterias, y cuando esa mezcla llega a los intestinos, actúa igual que un medicamento. La medicina moderna intenta constantemente lograr lo mismo a través de métodos mucho más complejos. La gente que se hurga la nariz y se come los mocos obtiene una dosis natural de su sistema inmune. Y es gratis.
A pesar de todas estas afirmaciones, lo cierto es que no existe una explicación basada en datos científicos relevantes sobre los supuestos beneficios de la mucofagia en los seres humanos. Según algunos otorrinolaringólogos, esta conducta no está completamente explicada y se considera una conducta aprendida que es resultado de la mala educación de los niños y los adultos.
Según el Manual de Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, la mucofagia es un trastorno conductual o de comportamiento que no llega a ser considerado una patología, quedando fuera de los trastornos de alimentación y de los tipos de Trastornos Obesivo-Compulsivos.
En cualquier caso, comerse los mocos no reviste ningún problema para la salud. El moco está compuesto en un 95% por agua, un 3% de elementos orgánicos y 2% de minerales. Como elementos orgánicos, el moco está formado por numerosas proteínas, en particular mucina, albúmina, Ig, encimas y aminoácidos. La albúmina es la principal proteína plasmática que se encuentra en el moco.
Cada 20 minutos, la nariz segrega un líquido pegajoso que la mantiene húmeda y limpia. Los cilios, una especie de escobillas microscópicas, mueven el moco a una velocidad media de 6 milímetros por minuto. Los mocos verdes o amarillos pueden ser un indicio de infección bacteriana.
Ver todos los comentarios en https://www.xatakaciencia.com
VER 21 Comentarios