A pesar del tópico, contar ovejas no es una buena forma de conciliar el sueño, tal y como sugirió un estudio de 2002 llevado a cabo por el Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford: cogieron a 50 personas con insomnio y se les enseño diferentes formas de dormir; quienes emplearon el método de contar ovejas tardaron un poco más que la media en dormirse.
¿Cuál fue la mejor forma?
Al parecer, imaginarse una escena tranquila y relajante, como una playa o una cascada.
Tal y como explica John Lloyd en El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia:
El mismo estudio concluyó que la “supresión del pensamiento”, o intentar bloquear los pensamientos ansiógenos en cuanto aparecen, era igualmente inefectivo. Se debe a lo que los psicólogos llaman “el efecto elefante rosa”. En cuanto se nos dice que no pensemos en elefantes rosas, nos resulta imposible pensar en otra cosa.
Incluso el método “El” por el que apuestan muchos insomnes, que consiste en repetir una palabra sencilla como “El” una y otra vez, solo funciona si las repeticiones siguen intervalos irregulares, para obligar al cerebro a concentrarse. En cuanto se pierde la concentración, la ansiedad reaparece.