A menudo hemos visto en los anuncios de televisión (y también en la vida real), que si al niño no le apetece tomar una pieza de fruta no hay problema: siempre le podemos servir un zumo de frutas, que parece que sí se beben con gusto. ¿Nunca os ha parecido raro que la fruta no guste a la mayoría de la gente pero todos seamos capaces de bebernos un zumo envasado? La razón no estriba en que la fruta esté exprimida, sino en que los zumos de frutas llevan otras ingredientes además de fruta, que es lo que realmente nos atrae tanto.
Ese ingrediente mágico es el azúcar. Y los zumos de frutas contienen tanta cantidad de azúcar que pueden equiparse a los refrescos y las bebidas caronatadas. Es decir, que si os gustan mucho los zumos de frutas deberéis limitar su ingesta de igual modo que se recomienda limitar la ingesta del resto de alimentos pocos saludables: no tomar más de 150 ml al día.
Esta es la conclusión a la que han llegado dos investigadores de la Universidad de Glasgow, y cuyo estudio ha sido publicado en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology.
La investigación consistió en que los participantes bebieran medio litro de zumo de uva todos los días durante tres meses. Al finalizar este tiempo, los participantes pasaron a tener una creciente resistencia a la insulina y una cintura más ancha. Por poner un ejemplo, 250 ml de zumo de manzana contiene 110 kcal y 26 gr de azúcar, mientras que el refresco de cola consta de 105 kcal y 26.5 gr de azúcar. Tal y como afirma Jason Gill, profesor del Instituto de Ciencias Médicas y Cardiovasculares de la Universidad de Glasglow:
Existe una percepción errónea al respecto de que los zumos de frutas envasados y los batidos son alternativas bajas en azúcar con respecto a las bebidas endulzadas con azúcar.
Además, hay otra diferencia entre comer fruta y comer un zumo de frutas envasado, además de mayor cantidad de azúcar: en la fruta fresca hay fibra, y en los zumos envasados no, o existe en cantidades mínimas.
El consumo de azúcar se ha triplicado en los últimos 50 años en EEUU, sobre todo el que procede del jarabe de maíz, utilizado para endulzar bebidas, salsas y otros productos industriales. Aunque en España la ingesta de esta sustancia es mucho menor, en los últimos años su consumo ha aumentado un 20%, según datos de un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Así pues, hay que tener cuidado los alimentos que contienen azúcar, pero sobre todo con los alimentos que parece que no contienen azúcar porque nos resultan salados al paladar. Para que os hagáis una idea, en el siguiente gráfico tenéis algunas cantidades sorprendentes:
Eso no significa que debamos evitar a toda costa el azúcar: el azúcar es un elemento necesario para nuestro organismo. Lo que debemos hacer es restringir su consumo. Por cierto, a pesar del tópico de que los niños, ya de por sí bastante movidos (o hemorroidales, como escuché una vez decir a un pariente de Herodes), las bebidas azucaradas no vuelven más nerviosos a los niños, aunque sí son poco saludables.
Vía | Comidiendo
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