Mejor muérete por fumar o la falacia de que el fumador le cuesta mucho dinero a la Sanidad

Desde Xataka Ciencia siempre hemos sido muy críticos con el hábito de fumar, sobre todo con las informaciones que durante décadas le restaban importancia a la relación entre tabaco y salud: La escandalosa mentira del tabaco asesino (I) y (II).

Sin embargo, también hemos sido críticos con algunas de las medidas que se han adoptado para erradicar el consumo de tabaco. Por ejemplo, en ¿Nos dan miedo los mensajes disuasorios de las cajetillas de tabaco?. En ese sentido, hoy también queremos debatir acerca de la idea manida de que el fumador cuesta dinero a la Sanidad Pública (y que, por tanto, no es una buen medida disuasoria emplear este argumento, sobre todo en esta época de vacas flacas).

Según el filósofo Joseph Heath, si nos basamos en aspectos meramente económicos, es incluso mejor que la gente se muera por fumar.

La razón de que la mayoría de nosotros creamos que dañarse la salud con el tabaco cuesta dinero al erario público es porque se nos dan fatal los análisis de coste-beneficio. Lo que hacemos generalmente es sumar todos los costes de algo que no nos gusta y olvidarnos por completo de los beneficios.

Absentismo laboral, cáncer de pulmón, enfisema, más visitas al médico… ¿qué beneficios hay en todo ello? Así a priori, ninguno. Pero es porque estamos ignorando un hecho ineludible: que todo el mundo debe morirse de algo. O dicho de otra forma: el que no muere de una cosa, morirá de otra diferente.

Por lo tanto, todos aquellos fumadores que no mueren de cáncer de pulmón, o que no mueren de un ataque al corazón, están condenados a morir por otra causa. Cualquiera que sea esa otra causa, es probable que sea más costosa, dado que el cáncer de pulmón es normalmente intratable y el ataque al corazón es una de las formas más baratas y rápidas de morir. Una reflexión rápida sugiere que los fumadores probablemente ahorran a la “sociedad” mucho dinero. Un análisis coste-beneficio serio ha mostrado lo mismo: en 1995 un analista estadounidense concluyó que el fumador medio generaba un “beneficio” neto para la sociedad de 30 centavos por paquete, incluso sin tener en cuenta los impuestos pagados.

Si os interesa el análisis en cuestión, pertenece a W. Kip Viscusi y se titula “Cigarrette Taxation and the Social Consequences of Smoking“.

Así pues, tal vez aludir a los gastos sanitarios asociados al consumo de tabaco no sea la mejor manera de combatir el consumo de tabaco generalizado, como tampoco lo es aludir al número de víctimas por violencia de género anual (una cifra bajísima) a fin de combatir las desigualdades por sexo o el machismo imperante o al número de víctimas por accidente de tráfico para apostar por una conducción más segura (porcentualmente, muere casi tanta gente en un coche como sentado en un sofá, porque en las estadísticas al respecto nunca se menciona el número de personas que conducen ni el tiempo que dedican diariamente a conducir). Si os interesan, aquí podréis profundizar en estas afirmaciones contraintuitivas. También en La estadística tramposa de los accidentes de tráfico: vivir es casi tan peligroso como conducir (I) y (y II).

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