Montar en bicicleta aporta toda clase de ventajas. Mejor salud cardiovascular, por ejemplo. Y también es una estupenda forma de viajar: me declaro fan del llamado cicloturismo, que además es una forma de turismo que no es ni veloz ni apresurado como el turismo convencional, ni sigue los caminos mil veces transitados por los demás.
Viajar en bicicleta impone entrar en las ciudades y los pueblos por sitios diferentes. Permite disfrutar del entorno en libertad, recorrer el mundo sintiendo el viento en la cara. Permite contemplar con atención lo que hay a lado y lado de la carretera, por las que cruzan veloces los vehículos a motor, obsesionados con llegar al siguiente punto turístico señalado en su guía actualizada (me pregunto cuánta gente ha ido a contemplar la Gioconda en el Louvre, siempre llena de curiosos, sin apercibirse de que al lado hay otros cuadros de Leonardo).
Sin embargo, montar el bicicleta también tiene efectos secundarios indeseados.
En 2006, científicos de la Universidad de Yale descubrieron que las mujeres que practicaban ciclismo tenían menos sensibilidad genital que un grupo control de atletas femeninas. Ahora, un nuevo estudio de la misma universidad, publicado en la revista Journal of Sexual Medicine, demuestra que, en efecto, la presión constante del asiento de la bicicleta puede causar problemas en la sensibilidad genital.
El nuevo estudio se basó en mujeres que realizaban trayectos de más de 16 kilómetros a la semana en bicicleta durante 4 semanas. El análisis midió la sensación genital de las participantes en micrómetros (milésimas de milímetros) utilizando un estesiómetro, un instrumento para medir la sensibilidad táctil, comparando el efecto de diferentes tipos de bicicletas, con diversas posiciones de asientos y manillares.
Los resultados mostraron que el factor más determinante era la posición del manillar. Las mujeres que utilizaban bicicletas que tenían manillares ubicados a nivel más bajo que el asiento tenían una mayor presión en el perineo y una menor sensibilidad en el suelo pélvico. Según los investigadores, cuanto más desciende el manillar, más debe inclinarse hacia adelante la mujer, y más peso corporal soporta el perineo.
Otros estudios previos sugieren que los hombres que practican ciclismo al menos 5 horas a la semana pueden presentar menor concentración de espermatozoides en el semen.
Vía | El Economista