La exposición a las radiofrecuencias emitidas por las antenas de telefonía móvil o WiFi no afecta negativamente a nuestra salud, o al menos no se ha encontrado niguna prueba de lo contrario.
Es lo que concluye un estudio de otros 350 estudios sobre el tema en el Informe sobre Radiofrecuencias y Salud 2016, llevado a cabo por el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS).
No aumentan los tumores
Los niveles a los que estamos expuestos con la tecnología actual, aunque crecientes, todavía están muy lejos de los márgenes de seguridad. Así que si tales exposiciones fueran nocivas, debería existir una explicación física y biológica convincente y, además, al menos una prueba de que hay más enfermedades por esa razón.
En el caso de los tumores cerebrales, que podrían haberse multiplicado debido al uso ya casi permanente del teléfono móvil, tampoco ha habido un aumento de la incidencia. Un estudio del Instituto de Epidemiología de Cáncer de Copenhague, y la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer publicado por el British Medical Journal, también descubrió que no hay ninguna relación entre la aparición de estos tumores y el tiempo de uso del móvil.
Según las conclusiones del informe “el análisis crítico de las evidencias respalda que no existen razones técnicas ni sanitarias que justifiquen la imposición arbitraria y discrecional de límites de exposición más exigentes que los recomendados por la OMS-ICNIRP y la Unión Europea”, mientras que la aplicación de límites más restrictivos “implicaría aumentar el número de antenas con el consiguiente impacto visual, social y económico”.
Imagen | nicolasnova
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