Llorar es un acto universal y elocuente. Sin embargo, hay casos en lo que no queda tan claro qué significan determinadas lágrimas (y no me refiero sólo a las lágrimas de cocodrilo).
De hecho, no hay forma de saber qué tipos de lágrimas están brotando de nuestros ojos si no hacemos un análisis de su composición química: las lágrimas de emoción y las lágrimas lubricantes tienen una composición diferenciada, porque las de emoción poseen más proteínas y más hormonas relaciondas con el estrés.
A su vez, las lágrimas tienen tres capas. Una de mucosidad pringosa, que facilita que se adhieran al ojo protegiendo la córnea. Otra acuosa, que humedece y nutre al ojo. Y finalmente una tercera oleaginosa, que sella las lágrimas haciendo que su evaporación sea más lenta.
Y es que, además de mostrar nuestras emociones, las lágrimas hacen muchas más cosas, tal y como explica Joan Liebmann-Smith en el libro Escucha tu cuerpo:
Las lágrimas están constantemente bañando y limpiando los ojos, haciendo que salgan el polvo y los pequeños cuerpos extraños que puedan dañar las sensibles córneas. Las lágrimas pueden incluso matar a las bacterias que penetran en los ojos. Y cada vez que parpadeamos, toda la superficie del ojo se baña de lágrimas, que tiene un efecto lubricante y limpiador.
Llorar públicamente es un signo de debilidad, aunque no siempre: en el siglo VIII, el más famoso guerrero medieval francés, Roland, murió en el campo de batalla. Cuando los caballeros que lo acompañaban (más de 20.000) supieron de su muerte, se pusieron todos a llorar desconsoladamente, hasta el punto de desmayarse y caer de sus monturas. Así que llorar no siempre ha sido de mujeres. Y hoy en día se animan a los hombres a mostrar su lado sensible con alguna lagrimilla.
Eso sí, no siempre es bueno llorar sin razón aparente. Aparte de que un exceso de lagrimeo puede evidenciar alergia, también puede ser una señal de deficiencia de vitamina B2 (riboflavina), esencial para la salud de los ojos y de la piel. Los ojos llorosos también pueden ser un síntoma de rosácea, el trastorno de la piel que puede hacer que los ojos y la piel se pongan rojos. O pueden indicar trastornos más serios, como el bloqueo de un lagrimal, un pólipo nasal o la enfermedad de Graves. Por otro lado Personas con ciertos trastornos como el Parkinson la esclerosis múltiple, enfermedad de Alzheimer, síndrome pseudobulbar y la enfermedad de la motoneurona, padecen una defectuoso control emocional y una tendencia a llorar sin provocación y sin el contenido emocional
Llorar es una expresión exclusivamente humana, y Oren Hasson, biólogo evolutivo de la Universidad de Tel Aviv, ha desarrollado una teoría según la cual existe el llanto: al nublar la vista “las lágrimas nos dejan indefensos y funcionan como una señal de sumisión”, inhibiendo los comportamientos agresivos y creando cierta proximidad emocional. Y es que el llanto se produce antes del nacimiento, por lo que llorar en sí no es necesariamente una conducta aprendida, sino que es, sin embargo, modificada por la socialización, el contexto, las relaciones, patología, etc.