En las películas resulta tremendamente habitual que alguien rompa una botella de cerveza en la cabeza de otro. Generalmente, el tipo que ha recibido el golpe queda KO. Pero aquí no ha pasado nada, se recupera y listo. Sin embargo, en el mundo real, las cosas no son tan sencillas, como tampoco es plausible que un coche deflagre tras dispararle con una pistola o que una víctima de un tiro salga propulsada hacia atrás como si tuviera muelles en los pies.
Según un equipo de investigadores de la Universidad de Berna, en Suiza, ser golpeado en la cabeza con una botella de cerveza es peligroso. Mucho. Aunque el peligro que entraña es diferente según si la botella está llena o vacía.
Como escribe Mick O´Hare en Cómo fosilizar a tu hámster:
Las botellas llenas se rompen a una energía de impacto de treinta julios, las botellas vacías a cuarenta julios. Estas energías de rotura sobrepasan el umbral de fractura mínimo del neurocráneo humano. Por lo tanto, las botellas de cerveza pueden fracturar el cráneo humano y por ello son instrumentos peligrosos en una disputa física.
Además, golpearse repetidamente la cabeza no es bueno para nuestro cerebro. Que se lo digan a los futbolistas: según la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, SECOM, el 30% de las fracturas maxilofaciales se producen durante la práctica deportiva, y la mayoría de ellas, seis de cada diez, en el fútbol.
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