Cuando empieza a anochecer podemos ver a cientos de personas enfudadas en zapatillas deportivas y ropa ceñida de colorines que corren arriba y abajo mientras atrona música en sus oídos o controlan sus progresos en una pulsera inteligente. Todo ello podría explicarse sencillamente: los runner son una moda más, y dentro de un tiempo volverá a ser una práctica marginal. Sin embargo, podría haber otro efecto potenciador de esta moda, y en general de la práctica de todos los deportes.
Que en un momento dado se experimenten unos efectos analgésicos y psicoactivos muy similares a los del cannabis, produciéndose así una suerte de euforia. Es al menos lo que ha sucedido en un experimento con ratones cuyos resultados han sido publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Johannes Fuss, del Instituto de Investigación sobre el Sexo y Psiquiatría Forense de Hamburgo (Alemania), y líder del estudio, llevó a cabo su experimento con tres clases de ratones: ratones sedentarios y ratones activos y, por último, ratones transgénicos (para que fueran inmunes a los efectos de los endocanabinoides). Los ratones que corrieron durante horas en una noria segregaron un compuesto endocanabinoide, la anandamida, y presentaban una reducción de la ansiedad y una mayor tolerancia al dolor con respecto a los ratones sedentarios. Por su parte, los ratones transgénicos presentaron la misma condición que los ratones que no habían realizado ejercicio.
¿Los que salen a correr llegan a experimentar lo mismo que estos ratones que giran sin parar en una noria? Según Fuss, sí: “La euforia del corredor es un sentimiento bastante efímero, nadie sabe de antemano si lo alcanzará. Hay gente a la que le bastan dos horas caminando para lograrlo, mientras que hay corredores habituales que nunca la han sentido”
Imagen | francisco_osorio
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