Hay diversos estudios que han tratado de cuestionar la creencia generalizada de que ser hijo único hace que a la gente le cueste más adaptarse a los demás. No tener hermanos puede que propicie que los padres se centren más en el niño, y también que el niño no sepa, por ejemplo, compartir tanto la comida.
En otras palabras: no parece demasiado claro que los hijos únicos tengan comportamientos o actitudes particularmente diferentes por su condición. Sin embargo, comer siendo hijo único podría tener sus desventajas: que los riesgos de sufrir obesidad se incrementen.
Cosas más buenas para ellos
Ser hijo único facilitaría que los padres entregaran más comida y más caprichos, lo cual podría explicar los resultados de este estudio que sugiere que presentaban sobrepeso el doble de hijos únicos de once años respecto a niños de la misma edad con uno o más hermanos.
Abunda en ello Bee Wilson en su libro El primer bocado:
No obstante, se trata de tendencias y no de reglas. Dependiendo de la dinámica familiar, casi todos los aspectos negativos para la salud de ser hijo único se podrían convertir en positivos. Quizá uno hace más ejercicio y no menos porque sus padres tienen más tiempo de llevarle a un club deportivo o al parque a jugar con un frisbi. Es posible que uno adquiera mejores hábitos alimentarios porque sus padres todas las mañanas dedican tiempo a prepararle un desayuno saludable.
Imagen | be creator
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