Las mujeres tienden a consumir menos alcohol que los hombres, pero los investigadores creen que se debe principalmente a factores culturales y, en las últimas décadas, la brecha de género se ha reducido significativamente, especialmente entre las mujeres más jóvenes.
De hecho, las mujeres pueden tener una vulnerabilidad inherentemente mayor a los trastornos por consumo de alcohol, por razones que están profundamente arraigadas en la biología de los mamíferos, como sugiere un nuevo estudio preclínico dirigido por científicos de Weill Cornell Medicine.
De momento en ratones
Los investigadores examinaron una región del cerebro en ratones llamada núcleo del lecho de la estría terminal (BNST), un nodo importante en una red de respuesta al estrés cuya actividad en humanos se ha relacionado con atracones. Los investigadores encontraron que una población importante de neuronas BNST es más excitable en las hembras que en los machos, lo que ayuda a explicar la mayor susceptibilidad de las hembras al consumo excesivo de alcohol.
Los investigadores también encontraron que un grupo distante de neuronas llamado núcleo paraventricular del tálamo (PVT), que está conectado al BNST, actúa como un freno en su actividad y tiene una influencia más fuerte en el BNST femenino en comparación con el BNST masculino.
Así, el PVT es capaz de frenar el consumo excesivo de alcohol a través de este freno de circuito en ratones hembras pero no en machos. Si bien a las mujeres se les puede ofrecer más protección a través de este mecanismo, también pueden ser más vulnerables a las enfermedades cuando se interrumpe este freno.
Además, las diferencias sexuales en el circuito PVT-BNST pueden ser relevantes para las diferencias sexuales no solo en los trastornos por consumo de alcohol sino también en los trastornos de ansiedad, que son mucho más comunes en las mujeres y con frecuencia coexisten con el consumo excesivo de alcohol. El sugiente paso, pues, es investigar los circuitos ascendentes que estimulan la actividad de BNST, el papel del estrógeno y las características moleculares de las neuronas PVT y BNST que podrían permitirles ser el objetivo de futuros tratamientos farmacológicos para los trastornos por consumo de alcohol .
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