La Ley de Moore se basa en la afirmación llevada a cabo por Gordon Moore, cofundador de la empresa tecnología Intel, que escribió en 1965 que aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores en un circuito integrado. Más tarde, en 1975, modificó su propia ley al corroborar que el ritmo bajaría, y que la capacidad de integración se duplicaría aproximadamente cada 18 meses.
La Ley de Moore implica también que el coste de los cálculos informáticos ha descendido de forma exponencial. Lo que ahora "cuesta" 1 dólar habría costado 10.000 millones hace 50 años. Ahora los transistores son tan baratos que cuesta menos hacer uno que imprimir una única letra en un periódico.
Actualmente esta ley se aplica a ordenadores personales. En 2004 la industria de los semiconductores produjo más transistores (y a un costo más bajo) que la producción mundial de granos de arroz, según la Semiconductor Industry Association (Asociación de la Industria de los Semiconductores) de los Estados Unidos. Pero ¿cómo se habría desarrollado el mundo si la ley de Moore se hubiera cumplido en otros ámbitos? Con las siguientes comparaciones, pues, podremos alcanzar a comprender la importancia tecnológica y económica de la Ley de Moore.
Coches
Si la progresión de que el número de transistores de un chip se dobla cada dos años se aplicara a los coches, un Rolls Royce haría más de 320.000 km con algo menos de cuatro litros de gasolina. Mediría menos de 1 cm de longitud. Y sería más barato comprarlo que aparcarlo. Concretamente, un coche que costara 20.000 dólares ahora, habría costado 200.000 hace cinco años, y 200 millones de dólares hace veinte años. El precio de un paseo en coche habría sido equivalente al de lanzar un cohete espacial. Según explica Joel Levy en su libro 100 analogías científicas:
Si la tecnología del automóvil hubiese seguido la misma progresión que los procesadores, sería posible desplazarse entre San Francisco y Nueva York (4.140 km) en aproximadamente 13 segundos.
Aviación comercial
En 1978, un vuelo comercial entre Nueva York y París costaba alrededor de 900 dólares y duraba siete horas. Si se hubieran aplicado los principios de Moore en el mundo del avión, entonces ese mismo vuelo costaría ahora un céntimo de dólar, y duraría menos de un segundo.
Baterías
Si la tecnología de las pilas obedeciera a la Ley de Moore, una pila que en 1970 tardaba una hora en agotarse se mantendría activa en la actualidad durante más de cien años.
Precisión
La precisión a la hora de fabricar chips es tan elevada que nos movemos en baremos de la diezmilésima parte del grosor de un cabello humano. Este grado de precisión equivaldría a conducir un coche en línea recta durante 640 km y desviarse menos de 2,5 cm.
Encendido y apagado
La velocidad de los transistores también es difícil de imaginar si no usamos una comparación más asequible, tal y como señala Levy:
Según Intel se tardarían 25.000 años en encender y apagar un interruptor 1,5 billones de veces, pero en la actualidad existen transistores que se encienden y apagan ese mismo número de veces cada segundo.
Foto | Zeprhrys | Steve Jurvetson
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