Última entrega de esta serie de artículos sobre el genial Charles Babbage:
Fascinado por su propia celebridad, Babbage guardaba un álbum de recortes de prensa con los pros y los contras en columnas paralelas, del as que obtenía una especie de equilibrio sobre su persona.
Incluso se atrevía a replicar con ironía a escritores y poetas, como le sucedió al poeta Lord Tennyson, sugiriéndole una corrección de un dístico suyo que decía: ?Cada minuto muere un hombre, / Cada minuto nace otro.?:
No necesito indicarle que ese cálculo tendería a mantener la suma total de la población del mundo en un estado de perpetua estabilidad, mientras que es un hecho de todos bien sabido que dicha suma total está en constante aumento. Me tomaría por tanto la libertad de sugerirle que en la próxima edición de su excelente poema el cálculo erróneo al que me refiero sea corregido de la siguiente manera: “A cada momento muere un hombre / y nace otro y una sexta parte”. Podría añadir que la cifra exacta es 1,167, pero naturalmente habrá que hacer alguna concesión a las leyes de la métrica.
Charles Babbage también logró resultados notables en criptografía. Rompió la cifra auto llave de Vigenère, así como la cifra mucho más débil que se llama cifrado de Vigenère hoy en día.
Fue el primero en señalar que la anchura del anillo de un árbol dependía de la meteorología que había hecho ese año, por lo que sería posible deducir climas pasados estudiando árboles antiguos.
Inventó el apartavacas, un aparato que se sujetaba a la parte delantera de las locomotoras de vapor para que las vacas se apartasen de las vías del ferrocarril.
Fallecido en Londres en 1871, el autor de su obituario en The Times lo declaró ?uno de los pensadores originales más originales y activos?. Un panegirista americano dijo sobre él: ?Sentía un gran deseo de investigar las causas de las coas que asombran a las mentes infantiles. Destripaba juguetes para descubrir la manera que tenían de funcionar.