Uno de los grandes problemas de la revolución digital es que los contenedores tienen fecha de caducidad, desde los discos duros hasta los discos compactos. En aras de resolver ese problema, por investigadores de la Universidad de Southampton diseñaron un nuevo tipo de almacenamiento que, potencialmente, podría durar aproximadamente la edad del universo.
Concebido en 2014, este cristal nanoestructurado del Centro de Investigación Optoelectrónica es así quien ostenta el récord de longevidad a la hora de guardar información digital: nada menos que 13.800 millones de años. Como referencia próxima, se estima que la Tierra tiene algo más de 4.500 millones de años.
Los datos se escriben en el vidrio, en tre capas de puntos nanoestructurados, mediante un láser ultrarrápido de femtosegundos, lo que además proporciona una capacidad de almacenamiento de 360 TB por disco (la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, por ejemplo, contiene 20 TB de textos).
Un nuevo sistema de almacenamiento óptico basado en una técnica de recuperación en cinco dimensiones (5D) que, sin embargo, es una técnica que lleva en experimentación desde hace varios años. La tecnología de escritura 5D fue demostrada por primera vez en 2013 con la grabación de un archivo de texto de tan solo 300 KB. Ya perfeccionada, los investigadores han logrado grabar copias de la Biblia o la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
A diferencia de los discos duros convencionales, los cristales de memoria (¿alguien ha recordado a Supermán?) no se ven afectados por el magnetismo ni el calor, pudiendo retener su información durante miles de millones de años a una temperatura ambiente de 190 ºC. Tampoco sufren de la degeneración química propia de soportes ópticos como los discos DVD, que con el tiempo terminan descomponiéndose.
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