El STEM es el futuro, como pone en evidencia tanto el sector como el país de las empresas más innovadoras del mundo (el país es el que más invierte en STEM). Entre las 50 más innovadoras no hay ninguna española, pero sí alguna de países emergentes, como China (Lenovo, en el puesto 50).
El ecosistema que favorece la innovación tiene una configuración exacta desconocida, pero se caracteriza, sobre todo, por favorecer el STEM en todas sus manifestaciones, es decir, la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas. El ranking de las empresas más innovadoras ha sido realizado, como cada año, por Boston Consoulting Group.
Y para realizarlo se han tenido en cuenta la capacidad para crear nuevos productos y servicios, de inventar nuevas formas de vender y de acceder a los mercados, de innovar para ser diferentes y mejores que sus competidores, entre otras. La lista de los diez primeros es la siguiente:
- Apple (EEUU)
- Google (EEUU)
- Tesla Motors (EEUU)
- Microsoft (EEUU)
- Samsung (Corea del Sur)
- Toyota (Japón)
- BMW (Alemania)
- Gilead Sciences (EEUU)
- Amazon (EEUU)
- Daimler (Alemania)
El problema español
Tal y como explica Juan Martínez-Barea en su libro El mundo que viene, estas diferencias entre empresas (y los países que las albergan) marcan la prosperidad económica y social de cada región:
En España solo Madrid y el País Vasco presentan niveles de competitividad superiores a la media europea. Los países del este de Europa pueden competir por sus bajos costes laborales. ¿Qué futuro le espera a las regiones del sur de Europa si no reaccionan y aumentan claramente sus niveles de competitividad, frente a la mayor innovación del norte de Europa, Estados Unidos y Japón, y a los menores costes de los países emergentes?
En un mercado cada vez más competitivo y global, solo hay dos tipos de visión empresarial que pueden prosperar: u ofrecer productos de bajo coste o productos de alto valor añadido. Es decir, un mismo cliente puede querer volar en low cost a la vez que se gasta una gran cantidad de dinero en un mueble hecho a mano.
Y el grave problema para España es que, como país, nos estamos quedando "en medio", en la zona de la muerte. Nuestro desarrollo económico y social, y el nivel de nuestros salarios, impiden que seamos de forma genérica un país capaz de competir por costes, pero tampoco somos un país con una capacidad generalizada de innovar y crear productos diferenciales.
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