Los tatuajes fueron una práctica eurasiática en tiempos neolíticos, y se han encontrado incluso en una momia del siglo II d.C. A algunas personas les parecen cool, otras, sin embargo, consideran que los tatuajes son más propios del lumpen o del género choni. Sea como fuere, los tatuajes tienen exclusivamente un fin estético, y no dura siempre: con el transcurso del tiempo, las células que contienen la tinta del tatuador mueren, se dividen o se desprenden del organismo.
Los tatuajes que aparecen en el siguiente vídeo, sin embargo, tienen un fin muy distintos. En el fondo son wearables, como si fueran circuitos que pueden pegarse a la piel, y que incluyen todo lo necesario para tomar algunas de las constantes vitales, tales como temperatura, frecuencia cardíaca, nivel de azúcar, etc. de forma nada invasiva.
De momento solo son un prototipo, pero quizá muy pronto todos nosotros llevemos estos tatuajes que se conectarán a nuestro smartphone. Y, algunos, no me cabe duda, se llevarán también porque lucen muy interesantes.
Imagen | Bilderschachtel Photography
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