La ingeniería biónica abarca varias disciplinas con el objetivo de concatenar (hacer trabajar juntos) sistemas biológicos y electrónicos, por ejemplo para crear prótesis activadas por los robots controlados por una señal biológica. Ya disponemos de manos protésicas controladas por el cerebro, incluso de piel biónica.
Pero ¿existen ya las prótesis cerebrales biónicas?
Biónica cerebral
El hipocampo es la parte del cerebro que configura y almacena los recuerdos a largo plazo. Theodore Berger desarrolló en 2011, en colaboración con Sam Deadwyler y Robert Hampson, del Wake Forest Baptist Medical Center de Carolina del Norte, Estados Unidos, la primera prótesis de hipocampo biónica activo en ratas vivas.
La prótesis usa electrodos para registrar la información entrante y la saliente del haz de nervios de un hipocampo dañado. La entrante se analizó mediante un procesador externo y, a continuación, se generaron respuestas adecuadas para estimular un patrón saliente. Así se imitaba el modo en que funciona el hipocampo sano.
En 2013, la prótesis se probó con éxito en primates, pero, aunque aún no se ha probado con humanos, constituye un avance hacia la posibilidad de reparar cerebros dañados por enfermedades como el Alzheimer. Un implante de memoria puede sonar como algo inverosímil, pero Berger señala otros éxitos recientes dentro de las neuroprótesis. Los implantes cocleares ayudan hoy día a más de 200.000 personas sordas a oír al convertir el sonido en señales eléctricas que se envían al nervio auditivo.
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