Ser rico acaba aburriendo. Y cuando uno está aburrido y tiene demasiado dinero para gastar, tiende a emprender proyectos colosales que escapan al sentido común. Es el caso del centro de la extravagancia económica mundial, Dubai, donde podemos dormir bajo el mar, rodeados de peces y otras criaturas acuáticas, así como de brillantes jardines de coral.
Esto lo hace posible Hidrópolis, el hotel submarino más ambicioso del planeta, impulsado y financiado por el arquitecto alemán Joachim Hauser.
La estructura de Hidrópolis será de hormigón, acero y plexiglás. Las 220 suites se hallarán a 20 metros de profundidad y un túnel transparente de 515 metros de largo conectará el hotel con la superficie. La habitación costará 5.500 dólares por día.
En las Bahamas, en la isla de Eleuthera, se ha abierto también el Poseidon Undersea Resort, de similares características.
Y si el mar no es suficiente, siempre nos quedará el espacio exterior. Instalaciones preparadas para albergar hasta 100 huéspedes pronto estarán en órbita a la Tierra. Imaginad abrir los ojos por la mañana para contemplar el globo azul en el que la humanidad ha nacido y, tras desayunar, empezar a practicar algo de deporte en gravedad cero. O incluso podréis hacer alguna pequeña excursión espacial.
Las corporaciones japonesas Shimizu, Nishimatsu y Obayashi, la WATG y la DASA ya están proponiendo los primeros diseños. El visionario empresario Bob Bigelow, propietario de la cadena de hoteles Budget Suites of America, está colaborando con la NASA para ser el primero en hacer realidad el primer hotel orbital del mundo.