Esta pantalla es tan fina que podría confundirse con tu propia piel, de hecho puedes pegártela a la piel y que funcione como una segunda piel en la que mirar cosas. Y es que esta pantalla, desarrollada por Takao Someya y su equipo de la Universidad de Tokio, solo tiene tres micras de grosor.
Tal y como podéis ver en el vídeo que encabeza esta entrada, la pantalla parece de plástico y es tan flexible y resistente que no se rompe con los movimientos.
El compuesto es el resultado de la combinación de capas de un elemento inorgánico llamado Sillicon Oxynitrite y de un material orgánico conocido como parileno. La película impide el paso del oxígeno y el vapor de agua.
La única pega es que aún no sirve para consultar el smartphone o ver una película: su visualización se limita a señalar los niveles de glucosa en sangre, entre otras variables. Lo cual, ciertamente, tampoco está nada mal, sobre todo si estamos haciendo deporte y queremos controlar nuestras constantes vitales.
Vía | New Scientist
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