Todo es, en general, más barato que nunca, y cada vez lo será menos. Esta idea es poco intuitiva en un primer momento, pero lo cierto es que se cumple en casi todos los ámbitos, y en todos ellos ésta reducción se debe a un factor preeminente: el desarrollo de la tecnología.
A pesar de que la pérdida de puestos de trabajo es consustancial a esta clase de evolución tecnológica a corto plazo, los beneficios serán innegables a medio y largo plazo: bienes y servicios que antes estaba reservados para unos pocos ricos ahora estarán disponibles para cualquiera.
Smartphone
Por ejemplo, pensemos en un smartphone y las cosas que está evitando que fabriquemos y adquiramos igual que como lo hacíamos antes, tal y como explica Peter H. Diamandis en su libro Abundancia:
cámaras, radios, televisiones, navegadores de Internet, estudios de grabación, salas de edición, cines, navegadores GPS, procesadores de texto, hojas de cálculo, estéreos, linternas, juegos de mesa, juegos de cartas, videojuegos, toda una gama de aparatos médicos, mapas, atlas, enciclopedias, diccionarios, traductores, manuales, educación de primera categoría, y la siempre creciente y variada colección conocida como el app store. Hace diez años la mayoría de estos bienes y servicios solo estaban disponibles en el mundo desarrollado; hoy casi cualquiera y en cualquier lugar puede tenerlos.
Nómadas tecnológicos
Hoy en día no importa donde vivamos, podemos establecer contacto con las personas que queremos a un precio marginal próximo a cero gracias a herramientas como Skype. Podemos viajar con críticos gastronómicos online, dar la vuelta al mundo sabiendo dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos en todo momento y, sobre todo, sabiendo todo lo importante que hay a nuestro alrededor (incluyendo personas que merece la pena conocer).
Otro ejemplo del abaratamiento producido por la tecnología es el que permite que cada vez haya más nómadas tecnológicos, viajeros que, con apenas unos kilogramos de peso, llevan consigo todo lo necesario para estar comunicados por el mundo, conseguir teletrabajo e incluso llevar a cabo proyectos musicales.
Como este crowdfunding que aspira a editar el primer disco concebido mientras se viaja, sin prescindir por ello de sonido de calidad o incluso vídeos promocionales tan espectaculares como el que sigue:
El autor sencillamente recorre el mundo en bicicleta y transporta en ella todo lo necesario para realizar sus videoproyectos mediante un portátil, o un micro directo a USB que elimina la tarjeta de sonido puente, una guitarra con una pastila que puede emular mil guitarras eléctricas con efectos y pedales simulados, y un largo etcétera que permite que su tienda de campaña, en efecto, se convierta en un estudio de grabación semiprofesional.
Y esto solo es el principio.
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