Ahora que hemos sufrido un triste accidente de ferrocarril, al parecer causado por el exceso de velocidad, puede ser interesante recordar que las vías son revisadas periódicamente para garantizar que se mantengan en buen estado. Para ello es necesario detectar la presencia de grietas, tanto externas como internas, que puedan reducir su resistencia.
En Estados Unidos se producen unos 2.200 descarrilamientos al año. Afortunadamente la mayoría solo con daños materiales. Buscando detectar daños en los raíles se utilizan emisores de ultrasonidos, por ejemplo ruedas llenas de agua, que se desplazan por las vías a unos 50 kilómetros por hora. El sistema es relativamente lento y además las grietas superficiales pueden bloquear la señal y ocultar daños internos.
Para mejorar la eficacia y rapidez de las inspecciones, un equipo de la Universidad de California esta experimentando con un láser que “golpea” suavemente las vías. Vaporizando una minúscula cantidad de metal se generan ondas de choque ultrasónicas que recorren el rail. Alrededor del mismo se sitúan micrófonos ultrasensibles capaces de detectarlas.
Una gran ventaja de este método es que el vehículo de prueba puede recorrer la vía a más de 100 kilómetros por hora y detectar en tiempo real grietas, irregularidades y defectos que pueden provocar un accidente.
Vía | Eurekalert Más información | New Scientist