12 mil millones de litros de combustible. Esa es la cantidad que consume cada año la Fuerza Aérea Norteamérica. Por eso no es extraño que estén pensando (ellos también) en alternativas ahora que sube el precio del petróleo. El primer proyecto se basa en la utilización de una mezcla de combustible de aviación normal con otro sintetizado a partir de gas natural. Tras unos primeros ensayos con éxito en tierra era necesario probarlo en vuelo en un avión real. Y, puestos a hacer experimentos, decidieron hacerlo a lo grande. ¿Con que avión realizar los primeros ensayos? Con un superbombardero B-52.
La gran ventaja de utilizar un avión como el B-52 es que dispone de muchos motores y esta diseñado para seguir volando aunque alguno falle. De este modo se evitan el accidente si algo sale mal en las pruebas de vuelo. En este caso dos de los motores funcionan con esta nueva mezcla y los otros seis con combustible convencional. Si las pruebas son satisfactorias, se intentará utilizarlo como combustible no solo para aviones sino para el resto de vehículos del ejército norteamericano.
Esta alternativa es rentable mientras los precios del petróleo sigan por encima de los 45 dólares por barril. Pero ya están pensando en otra alternativa mucho más barata aunque menos ecológica. Básicamente consistiría en utilizar el carbón, y no el gas natural, como materia prima. Algo en lo que fueron pioneros los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Independientemente del origen, parece claro que gobiernos y compañías aéreas agradecerían una alternativa al petróleo. Los aviones son los más vulnerables a sus aumentos de precio y no parece que haya alternativas a los motores actuales.
Vía | The New York Times