El Big Data que nos proporciona la ingente cantidad de información de los teléfonos de todo el mundo sirve para establecer correlaciones, algunas espúrias y otras muy significativas. Así puede saberse, por ejemplo, a dónde se dirige la mayoría de la gente en un día festivo, o cuando se anuncia un tornado en las inmediaciones. Podéis profundizar en estas aplicaciones en ¿De qué sirve que siempre sepan dónde estamos y dónde vamos? Minería de realidad.
E incluso puede diagnosticarse que el usuario del smartphone quizá esté sufriendo una depresión, una enfermedad mental afecta a más de 350 millones de personas en el mundo. Eso es al menos lo que arroja un estudio publicado en la revista The Journal of Medical Internet Research que ha sido realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Northwestern, en Evanston, Illinois.
Para llegar a esta conclusión, los autores del estudio llevaron a cabo un seguimiento del número de minutos que se empleaban en el uso de smartphone, así como las ubicaciones geográficas diarias, por parte de los los participantes del estudio: 20 mujeres y 8 hombres con una edad media de 29 años. El promedio de uso para las personas deprimidas fue de 68 minutos al día, mientras que las que no lo estaban, apenas utilizaron 17 minutos al día el móvil. Según David Mohr, líder del estudio:
La importancia es que puede detectarse si una persona tiene síntomas depresivos y la gravedad de los síntomas sin preguntarle ninguna cuestión. Ahora tenemos una medida objetiva de la conducta relacionada con la depresión y la estamos detectando pasivamente. Los teléfonos pueden proporcionar datos discretamente y sin ningún esfuerzo por parte del usuario (...) Los datos que mostraron que las personas deprimidas tienden a no ir a muchos lugares y reflejan la pérdida de motivación que se ve en la depresión. Cuando las personas están deprimidas, tienden a retirarse y no poseen la motivación o energía para salir y hacer cosas.
Sitio Oficial | Northwestern University
Imagen | pabak sarkar
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