Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha aplicado por primera vez la técnica holográfica para obtener imágenes tridimensionales del interior de una cueva de grandes dimensiones. En concreto, los hologramas recogen varias zonas representativas de la cueva Tito Bustillo, en Ribadesella (Asturias).
El investigador del CSIC y director del proyecto, Ramón Torrecillas, que trabaja en el Instituto Nacional del Carbón, en Oviedo, señala que han conseguido resolver una de las principales limitaciones de la holografía, la falta de profundidad. De este modo ha aumentado la espectacularidad de los hologramas, ya que el espectador observa realmente una imagen tridimensional.
El equipo del CSIC, que incluye también a los investigadores Julio Ruiz y Luis Rovés, ya ha realizado tres hologramas de la cueva en placas de 80 centímetros de ancho por 60 de largo, y un centímetro de espesor. La utilización de esta técnica les ha permitido recrear espacios de gran profundidad, por encima de los 100 metros de longitud.
Realizar los hologramas en una cueva ha añadido muchos problemas frente al trabajo habitual en el laboratorio ya que han tenido que adaptar los equipos a las condiciones ambientales e innovar con distintos sistemas. Según el director del proyecto, lo más complicado ha sido instalar un auténtico laboratorio de más de 700 kilos de peso dentro de una cueva.
Para el investigador del CSIC, la holografía tiene muchas aplicaciones en el campo museístico, ya que pese a que hay muchas cuevas cerradas al público por motivos de conservación, si se realizan hologramas, éstos podrían compartir protagonismo con réplicas o fotografías en los museos. Además, a diferencia de las réplicas, los hologramas pueden ser fácilmente trasportados, por lo que su exposición en cualquier lugar es fácil y económica. El equipo del CSIC tiene previsto realizar hologramas de otros espacios singulares, tanto a nivel geológico como artístico.
Vía | Electronicafacil Más información | CSIC