Las ballenas están extinguiéndose a causa de su caza masiva: actualmente quedan solo algunos centenares de miles. Por si fuera poco, los sónares militares y la contaminación acústica en el mar han reducido la distancia que recorren las ballenas en un 50 %, y muchas de ellas sufren graves daños en el oído interno.
En aras de paliar un poco esta dramática situación, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha ordenado a Japón que revoque los permisos de caza de ballenas en la Antártida porque no se ajustan a los fines científicos exigidos por la legislación internacional.
La CIJ admite el programa de investigación japonés se ha llevado a cabo de manera "poco transparente", especialmente en lo tocante a la elección del tamaño de las muestras de cetáceos, que incluyen la caza de 850 ejemplares de rorcual aliblanco, 50 de ballena jorobada y 50 de rorcual común.
Australia y Nueva Zelanda impulsaron la denuncia contra Japón en los tribunales internacionales. Según Australia, Japón ha dado caza a más de 10.000 ballenas entre 1987 y 2009, ballenas Minke en su mayoría, la especie de rorcual más pequeña y también más abundante. Japón sostiene que sus actividades son científicas, pero al mismo tiempo no oculta que la carne de ballena cazada termina en los puestos de los mercados nipones.
Japón está "profundamente decepcionado" con la decisión de la CIJ pero "cumplirá con la sentencia" como país que respeta la legalidad, según reza el texto de respuesta.
Vía | RTVE
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