En 1903, Albert Einstein y Mileva Maric contrajeron en Berna (Suiza), ciudad donde Einstein reisidió durante una temporada y que, según dicen, inspiro su teoría de la relatividad gracias a que junto a su ventana se alzaba un icónico reloj: podéis leer la historia completa en Berna, Einstein, el reloj que le inspiró y los relojes de pulsera.
Con Mileva, Einstein también residió en ciudades como Zurich, Praga y Berlín. Progresivamente, sin embargo, la relación conyugal empezó a hacer aguas, lo que obligó a al científico a imponerle una serie de condiciones para continuar adelante con la relación. Unos mínimos que él consideraba importantes para que el amor no desapareciera.
El 14 de febrero de 1919 se divorciaron, lo cual no es de extrañar si echamos un vistazo a las extravagantes, machistas y neuróticas condiciones de Albert Einstein (y es que las servidumbres de vivir con un genio acostumbran a ser muy gravosas, dicen):
1. Deberás asegurarte de: mantener mi ropa y la del hogar en buen estado. servirme tres comidas en mi habitación. mantener mi dormitorio y el estudio limpios, y debe quedar claro que mi mesa de trabajo es para mi uso exclusivo.
2. Renunciarás a cualquier tipo de relación personal conmigo en la medida en que no sean estrictamente necesarias por razones sociales. En concreto, renunciarás a: sentarte en casa junto a mi. pasear o viajar juntos.
3. Tendrás en cuenta los siguiente puntos: no mantendremos relaciones íntimas, ni me reprocharás nada. dejarás de hablarme si yo te lo pido. abandonarás mi dormitorio o estudio inmediatamente, y sin protestar, si te lo pido.
4. Te comprometerás a no menospreciarme delante de nuestros hijos, ya sea con palabras o hechos.
Vía | Historias de la historia
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