El mito de sentarse mal o encorvado: no es malo que te sientes mal, te sientas mal porque tienes un problema

Recuerdo que en clase, algunos profesores nos repetían machaconamente que debíamos sentarse con la espalda erguida, porque si permanecíamos encorvados o mal sentados acabaríamos por desarrollar problemas en la espalda.

Sin embargo, este viejo tópico se remonta a finales del siglo XIX, difundido principalmente por Franz Staffel, un cirujano ortopédico alemán.

Mito perpetuado por la Revolución Industrial

Staffel estaba preocupado por la Revolución Industrial, porque esta había conducido a que muchas personas permanecieran sentadas durante muchas horas. Staffel creía que este cambio en el estilo de vida podría ser perjudicial si se desplazaban las nalgas hacia atrás y se encovaba la columna hacia adelante. Según explica Daniel E. Lieberman en su libro Ejercicio:

Alarmado, Staffel opinaba que la columna vertebral de una persona cuando se sienta debe mantener la misma curvatura característica de doble S que cuando está de pie normalmente, y recomendaba usar sillas con respaldo para la zona lumbar, que nos forzaran a sentarnos derechos.

La cuestión es que muchos de los argumentos biomecánicos contra el encorvamiento han sido refutados. Además, tras realizarse una gran cantidad de metaanálisis y revisiones sistemáticas, no hay indicios consistentes que vinculen las posturas habituales al sentarse, flexionada o encorvada, con el dolor de espalda.

Tampoco hay pruebas de que las personas que permanecen más tiempo sentadas tengan mayor probabilidad de sufrir dolor de espalda o que se pueda disminuir la incidencia del dolor de espalda si usamos sillas especiales o si nos levantamos a menudo.

¿Entonces? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué podemos hacer? Pues dejar de confundir causa y efecto, básicamente. Mejora la postura al sentarnos no cambia nada, lo que ocurre es que nos sentamos mejor si estamos en mejor forma.

En cambio, el mejor factor predisponen para evitar e dolor de espalda es poseer una zona lumbar fuerte, con músculos que sean más resistentes al cansancio; a su vez, es más probable que las personas con espaldas fuertes y resistentes al cansancio mantengan una mejor postura.