La temperatura es un factor clave para los seres vivos.
En un lugar determinado del planeta, existirá o no existirá vida, en función de muchas variables; pero la temperatura será siempre un factor limitante.
Los seres vivos ocupan una franja de temperaturas que oscila entre los -18ºC y los 50 ºC.
Por encima y por debajo de dichos límites se puede encontrar vida en estado latente. Considerando ésta, los márgenes quedan redefinidos entre los -200ºC y los 80ºC/110ºC.
Entre el día y la noche, así como a lo largo de las diferentes estaciones, se producen variaciones de temperatura. Dichas variaciones, especialmente en el medio aéreo, pueden llegar a ser muy importantes, dependiendo del lugar considerado.
En el desierto las diferencias entre las temperaturas diurna y nocturna pueden alcanzar los 40ªC. Las diferencias entre el verano y el invierno en climas continentales extremos pueden ser de alrededor de los 60ºC.
Hoy en día se conocen algunas docenas de bacterias hipertermófilas que crecen en temperaturas muy elevadas y que poseen enzimas capaces de mantener su actividad por encima del punto de ebullición del agua.
En nuestro mundo, sujeto a continuos cambios, la vida ha desarrollado con éxito considerable diversas estrategias para adaptarse a las diferentes situaciones posibles.
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