Como ya comentamos en otra ocasión (en el post de El calentamiento global y el mito de los ciclones) no está nada clara la relación entre el calentamiento del mar y el número de ciclones. Ahora un estudio indica que el calentamiento del mar podría hacer disminuir el número de ciclones en el Atlántico. Lo cual choca con el mito de que el calentamiento global va a provocar un aumento de todos los eventos climáticos extremos, ciclones incluidos.
El estudio se ha centrado en los ciclones de Estados Unidos, por presentar un mejor registro histórico que en otras partes del mundo. Los científicos del NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) reunieron información de 1854 a 2006, intentando encontrar una relación entre ciertas corrientes verticales de aire y la temperatura de la superficie del mar. Se encontró que esas corrientes verticales de aire (vertical wind shear) aumentan cuando aumenta la temperatura del mar, y que esto hace disminuir el número de ciclones. Uno de los objetivos clave del estudio era encontrar tendencias a largo plazo, teniendo datos de largos periodos de tiempo. Y en estas series de datos a largo plazo se ve que el país sufrió menos ciclones en los periodos de tiempo con temperatura del mar algo mayor.
Los resultados son chocantes con la impresión que se da en los medios de comunicación y la propia impresión que tiene la población que vive a orillas del Atlántico y que es quien sufre el efecto de los ciclones (ver este comentario de un lector de la República Dominicana). Estas conclusiones del estudio han de ser tomadas con prudencia. Los mismos autores indican que un calentamiento global podría afectar a las dinámicas atmosféricas sobre los mares tropicales, lo que a su vez tiene una influencia importante sobre la formación de ciclones en el Atlántico norte.
Sin embargo, y aunque las conclusiones no sean determinantes, pone de manifiesto una cosa importante: la necesidad de relativizar a escalas temporales adecuadas, y más conformes a los ciclos climáticos que las escalas temporales humanas.
Vía | Science Daily
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