En el breve ensayo How the American Indian Named White Man («Cómo llamaban los indios a los hombres blancos»), del antropólogo Alexander F. Chamberlain, se recogen muchas otras expresiones que diversas tribus adjudicaron a los forasteros que les visitaron.
Los kiowas, por ejemplo, llaman al hombre blanco como Ganoko, que puede traducirse como los que gruñen). Los upsarokas los llamaban Mashteeseeree (ojos amarillos). Los esquimales bautizaron a sus visitantes como Shakenataaagmeun (la gente que viene de debajo del sol).
Los hombres blancos barbudos que se toparon con las tribus de América suscitaron a los nativos a que usaran nombres que se refirieran a su pelo en la cara, como los indios tarahumaras, asentados en el actual México, que los llamaron Chabochi (persona con telarañas en el rostro).
El apelativo más divertido sin duda era el usado por los indios ayoreos, que llamaron al hombre blanco como Cohñone (la gente que hace cosas sin sentido).
Y es que los blancos son pocos, raros y anómalos, en realidad. Podéis leer más al respecto en Esas anómalas personas de cara blanca llamadas europeos.
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