Seis voluntarios alemanes han finalizado en Berlín su colaboración en un estudio sobre los efectos de la ingravidez en músculos y huesos, con vistas a una posible misión a Marte.
Su labor ha consistido en guardar cama de manera ininterrumpida, sin poder levantarse durante dos meses. Cuestiones como la higiene personal debían ser resueltas sin poner un pie en el suelo.
Los voluntarios, dos estudiantes, un chófer, un agente de seguros, un técnico en mediciones y un instructor de buceo, que serán recompensados con 8.000 euros, estuvieron aislados en el Centro de Investigación de Músculos y Huesos de Berlín del Hospital Benjamin Franklin, donde se intentaron reproducir, de la manera más fiel posible, las condiciones de vida en una nave espacial.
En estos 60 días transcurridos sólo han sido visitados por personal médico que estudiaba la evolución de su estado físico. No obstante, podían contactar de manera telefónica con sus familias y disponían de ordenadores portátiles con conexión a Internet.
Los resultados del estudio, que contará con dos fases más, demuestran que los músculos se vuelven rígidos cuando dejan de moverse. Es por esto que a partir de los datos obtenidos se podrá determinar el nivel de ejercicio necesario para conservar un estado físico óptimo para que, tras meses de inactividad, las piernas de los astronautas no se fracturen al salir al exterior.
Los investigadores concluyeron que los músculos se reducen ante la ausencia de actividad, haciendo que los huesos pierdan densidad. Todos los voluntarios perdieron al menos un 4% de densidad ósea.
La resultados de la investigación científica, con un presupuesto de 3,5 millones de euros y subvencionada por la Agencia Espacial Europea (ESA), podrán aplicarse también a la osteoporosis o a dolencias musculares.