A raíz de la difusión de Internet, en el año 2000, las ventas selenitas de Hope crecieron exponencialmente hasta alcanzar las cifras insólitas que hoy podemos leer; incluso algún incauto se hizo con unas parcelas de Mercurio, Venus y Marte.
Lunar Registry, por su parte, anuncia en su página web:
¡No encontrará nada más apasionante en la Tierra que un acre de una magnífica propiedad en la Luna! Además se completa con un certificado personalizado de la escritura en papel de pergamino, una fotografía por satélite de la propiedad, información geográfica para ayudarle a localizarla (tanto si la está viendo a través del telescopio como si la visita en persona) y ¡mucho más! Todos los documentos poseen un diseño profesional, están elegantemente impresos y constituyen un gran tema de conversación cuando están enmarcados en su oficina o en su casa.
Hope, que se considera el único capacitado legalmente para vender parcelas en otros planetas, invierte parte de sus ganancias en equipos de abogados que pleiteen con éstas y otras compañías que buscan copiar su lucrativo modelo de negocio.
La próxima vez que enfoquéis la Luna o cualquier otro planeta con vuestro telescopio, quizá diviséis uno de esos carteles en los que se lee “Vendido”.
O el Sol, como descubriréis en la última entrega de esta serie de artículos el pelotazo urbanístico al estilo Benidorm-Strar Trek.
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