Aproximadamente, solo el 4 % de toda la materia del universo resulta visible para nosotros y está compuesta de protones, neutrones y electrones. Es decir, el tipo de materia que forma las estrellas, los planetas, los soles, los seres vivos…
También forma toda la tabla de los elementos, y naturalmente, el hidrógeno, el elemento más abundante del Universo conocido, y el helio, que es el segundo. Sin embargo, hasta aquí, solo hemos explicado el 4 % del universo. ¿De qué está hecho el resto?
Energía y materia oscuras
Toda la materia restante, es decir, prácticamente todo el universo, es invisible. Nunca la hemos visto, nunca la hemos tocado, no sabemos dónde está, ni mucho menos tenemos una ligera idea de cómo llegar hasta ella. No sabemos qué aspecto tiene ni cómo se comporta. Ignoramos qué hace exactamente. Toda ella es pura conjetura. Concretamente, esta parte del universo está hecha de energía oscura (73 %) y materia oscura (23 %).
La energía oscura es una forma hipotética de materia que estaría presente en todo el espacio, produciendo una presión negativa y que tiende a incrementar la aceleración de la expansión del Universo, resultando en una fuerza gravitacional repulsiva.
Es decir, casi todo el universo está hecho de algo que no entendemos demasiado. Solo sabemos que el universo se está expandiendo cada vez más deprisa, y que ello tiene que ser resultado de la energía oscura, tal y como sugieren las observaciones de supernovas muy lejanas realizadas por Supernova Cosmology Project en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley.
La energía oscura es muy poco densa, y no interatúa con las fuerzas del universo, excepto con la gravedad. Acerca de su composición solo se dispone de un puñado de hipótesis. Algunos teóricos piensan que la energía oscura y la aceleración cósmica son un fallo de la relatividad general en escalas muy grandes, mayores que los supercúmulos. Pero un científico honesto, ante la pregunta «¿de qué está hecha la energía oscura?», debería sencillamente levantar los hombros.
La energía oscura puede convertirse en materia oscura cuando es golpeada por partículas bariónicas, conduciendo así a excitaciones como de partículas en algún tipo de campo dinámico, conocido como quintaesencia. La quintaesencia difiere de la constante cosmológica en que puede variar en el espacio y en el tiempo.
La consecuencia más directa de la existencia de la energía oscura y la aceleración del universo es que este es más antiguo de lo que se creía. Si se calcula la edad del universo con base en los datos actuales de la constante de Hubble, se obtiene una edad de 10 000 millones de años, menor que la edad de las estrellas más viejas que es posible observar en los cúmulos globulares, lo que crea una paradoja insalvable.