Noche de sábado. Podéis hacer lo de siempre: salir a cenar, al cine, de charleta con los amigos, de bailoteo a lo Grease y demás actividades íntimamente ligadas al fin de semana y englobadas generalmente bajo el epígrafe “salir de fiesta” (pocas expresiones me producen tanto rechazo como ésta). O podéis asistir a un espectáculo natural que no volverá a repetirse en muchos años: la tormenta perfecta de dracónidas, la lluvia de estrellas fugaces más intensa desde el año 2002.
Una fabulosa lluvia de estrellas (hasta 750 meteoros por hora) que podrá ser disfrutada a simple vista en cualquier sitio en el que no haya demasiada contaminación lumínica. Además, el mejor enclave para contemplarla es Europa.
El momento que los expertos prevén como el más intenso será entre las 21.00 y las 24.00 horas, ya que la Tierra atravesará varios filamentos de partículas emitidos por el cometa 21P/Giacobini-Zinner, tal y como explican desde el Observatorio Ramón María Aller de Santiago:
A pesar de que las Dracónidas no suelen destacar por su actividad, de vez en cuando sorprenden con aumentos importantes en su tasa de meteoros dando lugar a relevantes tormentas. Así, en 1933 se registró un pico de actividad de unos 6.000 meteoros/hora, un espectáculo que fue observado en toda Europa.
Los expertos de la Sociedad de Observadores de Meteoros y Cometas de España (SOMYCE) recomiendan evitar la luz directa de la Luna y buscar un zona de cielo algo alejada del radiante (punto del que parecen partir los meteoros de esta lluvia), que se encuentra en la constelación de Draco. Un centro de visión adecuado, según el SOMYCE, será en la zona norte-noroeste y oeste del cielo.
El cometa 21P/Giacobini-Zinner es el causante de estos meteoros. En su paso alrededor del Sol desprende pequeños fragmentos de polvo, llamados meteoroides, que son atraídos por nuestro planeta cuando se cruza con esta órbita. Cuando estos residuos penetran en la atmósfera terrestre, se calientan y se pulverizan formando el fenómeno visual conocido como estrella fugaz o meteoro. El peligro de impacto es prácticamente nulo ya que estas partículas tienen un tamaño de entre 0.10mm y 1.00mm. Y, a pesar de ello, su fulgor provocará que todos entonemos un “ohhh“.
Pues eso, que nos vemos mirando las estrellas.
Vía | ABC
Ver 7 comentarios