El tiempo pasa muy veloz. Hace ya veinte años que la sonda Giotto, de la Agencia Espacial Europea, llevó a cabo su odisea espacial, desentrañar los secretos del cometa Halley. Aunque era muy pequeño, recuerdo que hubo gran espectación ante el paso del periódico visitante cometario y espero seguir vivo para cuando regrese.
Era la noche del 13 al 14 de marzo de 1986 cuando la Giotto cruzó velozmente la estela del cometa. Se trató, sin duda, de uno de los momentos culminantes de la exploración espacial de los últimos tiempos, una aventura que supuso para la Agencia Espacial Europea todo un reto, pues nunca antes habían diseñado una misión tan compleja.
La sonda Giotto fue lanzada al espacio a través de un cohete Ariane, el 2 de julio de 1985. Tras ocho meses de viaje, habiendo recorrido unos 150 millones de kilómetros, los sensores de la sonda comenzaron a recoger todo tipo de datos acerca del cometa. Hubo quien pensó que la nave no superaría tan arriesgada misión, a fin de cuentas, pensaban, al cruzarse con la estela cometaria, los aparatos serían dañados. Afortunadamente, la misión fue todo un éxito, lográndose recoger valiosos datos acerca de la composición del cometa e impactantes fotografías del núcleo del Halley. La Giotto aguantó los miles de impactos de polvo cometario que cayeron sobre ella y, aunque uno de esos choque logró desviarla, pudo estabilizarse y finalizar su misión.
En la imagen puede verse una de las fotografías que la Giotto realizó del núcleo del cometa Halley.
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