Si reflejamos haces de luz láser en los espejos especiales que colocaron en la Luna los astronautas del Apolo, los astrónomos han demostrado que nuestro vecino celeste más cercano se aleja de nosotros unos 4 centímetros al año.
Si considera que este alejamiento se debe a la fricción de las mareas que ejerce la Luna sobre la Tierra, que ralentiza la rotación de nuestro planeta y empuja a la Luna lejos de nosotros para compensar la pérdida de momento angular.
Incluso llegará el día en que la Luna se habrá alejado tanto de nosotros que su disco será demasiado pequeño para tapar el del Sol, por lo que nos quedaremos sin eclipses totales.
Si presuponemos que no cambiarán las magnitudes físicas actuales de la Luna, el Sol y nuestra órbita respecto a ella, un cálculo aproximado indica que, a la velocidad recesiva actual, la Luna dejará de eclipsar totalmente al Sol en unos 420 millones de años. Así que respirad tranquilos.
Sin embargo, la mecánica celeste no es tan simple como parece. El astrónomo Duncan Steel afirma que esta estimación es muy variable, tanto que es posible que algunos presupuestos sean erróneos. Por ejemplo, el diámetro del Sol bien podría modificarse de manera importante en 400 millones de años como resultado de haber consumido una proporción importante de combustible del núcleo.
En cualquiera caso, Steel considera que los eclipses totales desaparecerán mucho antes.
Vía | ¿Por qué la araña no se queda pegada a la tela? de Robert Matthews
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