Al cabo de un año, las uñas de tu mano crecen unos 4 centímetros. Y también la Luna se aleja de la Tierra a un ritmo de 4 centímetros al año. No deja de ser una simple casualidad, pero es una forma de recordarlo para siempre.
Con todo, la distancia entre la Tierra y la Luna no es fija. La distancia máxima es de unos 406.700 kilómetros. Es una distancia considerable si consideramos que en ese espacio cabrían holgadamente Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Neptuno, Urano y Plutón. Dicho de otro modo, también cabrían 30 Tierras.
¿Cómo sabemos que la Luna se aleja de nosotros esa distancia tan diminuta? Se mide con precisión mediante pulsos láser enviados a la superficie de la Luna y devueltos por los retrorreflectores situados allí por las misiones lunares estadounidenses y soviéticas.
Este alejamiento es de 4 cm al año se explica por la transferencia de energía causada por las mareas que la Luna induce en la Tierra. Esta transferencia de energía depende de la distribución de los continentes en la Tierra, por lo que no ha sido constante a lo largo de la historia del sistema Tierra-Luna.
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