Siempre me ha fascinado la nube de Oört, un vasto casquete de cometas que rodea el Sistema Solar a una distancia de media hora luz de la Tierra. Entre aquellos cuerpos níveos, unos entes esféricos y velludos que remedaban enormes tubérculos… bueno, esto ya es ciencia ficción. Me basta con imaginar millones de cometas de tamaños que van desde grumos de polvo hasta montañas.
Sin embargo, si sois aficionados a la contaminación etílica quizás os interese más otra nube. La G34.3, en la constelación Aquila. Una nube llena de alcohol etílico.
La cantidad de este alcohol resulta difícil de imaginar. Nada menos que el suficiente como para suministrar 140.000 litros de cerveza cada día a cada persona de la Tierra durante los próximos mil millones de años. La primera nube de alcohol fue descubierta en 1975, hoy dia se conocen una innumerable cantidad de nubes como éstas.
Lamento comunicaros, sin embargo, que no sería buena viajar hasta esta nube para celebrar vuestra próxima despedida de soltero: entre sus componentes hay cianuro de hidrógeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono, amoniaco y otras sustancias químicas que no os apetecerían. Si preferéis un lugar más accesible, sin embargo, no puedo dejar de recomendaros (un poco off topic), una serie de lugares abandonados que pudieran servir perfectamente como cuartel general secreto que un supervillano de cómic.
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