En esta época del año, si estamos en el hemisferio norte y miramos al firmamento al oscurecer, seremos capaces de vislumbrar cómo se alza la poderosa constelación de Orion en compañía de una poderosa estrella: Sirius, la Estrella Perro.
Sirius es la estrella más brillante en el cielo y puede ser fácilmente encontrada en la constelación del hemisferio celeste sur Canis Maior, que parece perseguir al ‘Gran Cazador’, Orión. Su nombre proviene del antíguo griego y significa ‘incandescente’.
Sirius, es el nombre propio de la estrella Alfa Canis Maioris (α CMa, también Alfa Canis Majoris), y está situada a unos 8,5 años luz de la Tierra, lo que la convierte en una de las estrella más cercana a nuestro planeta. Posee una diminuta compañera que la convierte en un sistema binario: “Sirius A” y “Sirius B”. Dos estrellas blancas que obitan entre sí a una distancia de unas 20 ua (aproximadamente 3×109 kilómetros).
Si miramos a Sirius directamente, podemos observar que, durante los días de invierno, parpadea en diferentes colores. ¿Por qué hace esto?
En realidad, Sirius no es la única estrella que brilla: todas lo hacen. La luz viaja durante muchos años desde las estrellas, hasta que impacta en nuestra atmósfera, que está compuesta por nitrógeno, oxígeno y otros gases.
El hecho de que la atmósfera terrestre está constantemente girando, y el movimiento de las corrientes de aire, distorsina la luz cuándo atraviesa nuestro planeta. Esto ocasiona que la luz se curve y por lo tanto, nos dé la impresión de parpadeo. Podríamos compararlo al efecto que se produce en las carreteras, cuando la temperatura es elevada y observamos que los objetos se distorsionan, brillan y cambian de color.
Sin embargo, ¿por qué parece que Sirius parpadee más que otras estrellas? Simplemente porque Sirius es muy brillante, lo que puede amplificar los efectos atmosféricos, y por la densidad, ligeramente inferior del hemisferio norte.
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