Cuando miramos desde la Tierra a la Luna, solo vemos una de sus caras, la cara visible, con sus mares basálticos que le confieren su peculiar forma, similar a la de un rostro. Estas formaciones solo se dan en un lado de la luna, un hecho que se descubrió cuando empezaron a llegar las primeras imágenes de la cara oculta. La pregunta que nos hacemos es por qué esa diferencia.
La respuesta podría estar en cómo se formó la luna, algo que se descubrió hace poco. Un gran planetoide del tamaño aproximado de Marte impactó contra la Tierra, haciendo que parte de ella saliera proyectada al espacio. Algunas de esas rocas se convertirían posteriormente en la Luna. El impacto produjo tanto calor que parte de los dos astros se vaporizaron. En ese instante la Luna estaba mucho más cerca de la Tierra que ahora y su órbita gravitacional se sincronizó con la de nuestro planeta haciendo que solo una de sus caras nos mirase.
La Luna al ser más pequeña se enfrió más rápido. Pero debido a que la Tierra aún estaba caliente, la parte enfrentada a nuestro planeta se mantuvo caliente durante más tiempo, lo que creó una diferencia de temperatura entre las dos zonas, provocando que su geología se desarrolle de manera diferente. La corteza de la Luna tiene un alto contenido en aluminio y calcio que se vaporizan lentamente, para posteriormente condensarse en las partes más frías pero no en las zonas calientes, lo que da lugar a que la cara oculta de la Luna sea más gruesa.
Cuando los grandes meteoritos comenzaron a golpear la Luna, la corteza del lado visible más delgada se perforó fácilmente, pero la corteza más gruesa del lado oculto no se agujereó tan fácilmente dejando el lado oscuro libre de cráteres y mucho más escarpado.
Vía | Penn State
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